Esperando a la Policía...
- Las autoridades turcas han censurado la serie Heidi. Le han puesto una especie de burka virtual a todo un icono mediático de nuestra niñez porque la protagonista, en algunas escenas (como la que adorna este post), muestra su ropa interior. Y claro, no vaya a ser que a los herederos del imperio otomano les dé por contagiarse de la perversión catódica y salgan a la calle buscando menores con las que saciar su apetito sexual... Eso sí, de la represión de la mujer en esos países y de las aberrantes sentencias que condenan a jóvenes violadas porque se supone que cometen el delito de animar a los agresores ni hablamos....
- Lo anterior puede tener una muy oscura y dudosa justificación en el auge del islamismo en la tierra de Ataturk, pero lo que sigue ya es para tirar cohetes. En Estados Unidos, a partir de ahora, Barrio Sésamo se venderá con dos hermosos rombos en las carátulas. ¿Por qué? Muy sencillo: los dueños del imperio han escudriñado los vídeos de antaño y han descubierto que Epi y Blas podrían ser gays (duermen juntos en una habitación), que Triki favorece la obesidad por su atracón de galletas, que la Gallina Caponata tiene muchas papeletas para ser drogadicta (como lo oís. Al parecer creen que está un poco zumbada)... Y la traca final... algún capítulo puede incitar a la pedofilia porque en uno de ellos una niña se va de la mano con un adulto. De la guera de Iraq, de los millones de habitantes sin Seguridad Social garantizada o de que cuando a un huracán se le ocurre pasar por su territorio no sepan reaccionar... No, para eso no encuentran tiempo.
La ecuación inversa es recurrente: si en los 80 te quedabas embobado frente al televisor viendo Heidi o Barrio Sésamo, despierta, asúmelo, eres gay, pedófilo, drogadicto y bulímico. Reconócelo, ¿acaso vas a saber tú más del mundo que te rodea que un ilustrado islamista o un reaccionario con sus santas posaderas reposando en la primera potencia mundial? Pues eso, que ando buscando nuevo nombre para mi blog, no sea que dentro de unos días aparezca mi careto en internet bajo la acusación de fomentar el complejo de Edipo con eso de La madre de Marco. Ay, qué dolor de cerebro.