La madre de Marco

28 septiembre 2006

Que vuelva Plutón


Que vuelva Plutón que me lo han robado. Hasta aquí hemos llegado, oye. Nos birlaron la URSS y las estatuas del Generalísimo (bien desaparecidos, más que nada por el por culo que dieron ambos), nos tiraron el Muro de Berlín a garrotazos, cerraron las puertas de los cuarteles a los reclutas forzosos, amagaron con fumigar la Selectividad, anularon las barreras que dibujaban fronteras en media Europa, contagiamos el alzheimer a Reagan, le diluyeron la mancha de la calva a Gorbachov, levantaron la enseña de McDonalds en la Plaza Roja, jubilaron a Sadam, a la Thatcher, a Pinochet y a Juan Pablo II, y hasta nos hicieron tragar a cucharadas que el PSOE ya no es marxista ni el PP franquista. Toma.

Por favor, no me desvíen más recuerdos. Si esto es la antesala de la madurez, asumo mi parte de culpa, arranco otra hoja del calendario y me encojo de hombros. Así, calladito, sin hacer ruido. Me alteran los escenarios, le dan la vuelta al calcetín de mi extrarradio existencial y pretenden que el mundo siga girando. Vale, pero mi paciencia se ha frenado en seco en el desfiladero de Plutón. No hay derecho. Él estaba ahí (es un eufemismo, porque debe de estar donde Dios perdió la boina), tranquilito, sin insultar a nadie (que ya es mérito con la que cae últimamente), soportando basuras espaciales y la mirada de reojo de los agujeros negros. El último de la clase, según se cacareaba: "Mercurio, Venus, la Tierra, Marte... (...) ... Neptuno y Plutón". Y no replicaba. Olvidado en una esquina y ni rechistaba.

Nadie le mandaba sondas espaciales, ni la NASA reparaba en invertir en él un céntimo de dólar de esas misiones que siempre acaban estrellándose en el lugar menos indicado de Marte (la élite planetaria, el que absorbe todos los presupuestos por lo que se ve, que hasta allí arriba hay clases). Y cuando menos te lo esperas, una trupe de sesudos especialistas programan un pic-nic en Praga y deciden (porque la Catedral de San Vito estaba cerrada y tenían que justificar las dietas) bajar a Plutón a la Segunda División estelar. Y se van a cenar tan tranquilos. "¿Qué has hecho hoy en el trabajo, papá?". "Nada interesante. Ah, sí, me he cargado un planeta, así que coges la enciclopedia que está en el salón y la reciclas esta noche". "Oye, que eso que era un planeta ahora es un pedrusco que orbita alrededor del Sol. Allí hace mucho frío, así que...". Conclusiones del mayor foro astrofísico de la última década.

Que no. Me revuelvo y exijo que vuelva Plutón. Plutón no tiene quien le escriba, quien le defienda. No pienso encadenarme a ninguna piedra (para eso ya están las baronesas), pero pienso seguir recitando la cancioncilla sin frenarme en el colofón histórico: "...Neptuno y Plutón". Plutón, con su postrera sílaba tónica y su acento agudo, ón, ón, ón. Plutón. Y si eso es rebeldía, que me encierren. Ya sólo faltaba que a alguien se le ocurriese decirnos que La Coruña, Lérida y Orense son A Coruña, Lleida y Ourense. ¿O eso ya ha pasado?

12 septiembre 2006

Balcón a alguna parte


No puedo convertirla en salvapantallas, como me sugieres. Mis informáticos son así: disfrutan acotando parcelas para uso y disfrute particular. Aquí esta. Si a ti te gusta, a mí también.