La madre de Marco

05 agosto 2008

Al pulseraje


La madurez era esto. Así, sin darme cuenta, cumplo ya tres de los requisitos que dibujan el arquetipo del treintañón aburguesado: mi flequillo se ha despoblado (dónde estará el condenado), la hipoteca me hunde en el fango y dedico once meses del año a suplicar la llegada del duodécimo, el de las benditas vacaciones. Los dos primeros escapan a mi propia voluntad (no he logrado frenar la huelga indefinida de mis capilares ni convencer al señor Trichet, psicópata monetario que camina derechito al infierno, de que me olvide si no quiere que un día de éstos me plante en Fráncfort y le descerraje tres tiros con una recortá...).
Lo que me sorprende (no sé si incluso preocupa) es lo tercero. Yo he ido a Polonia en autobús (sí, uno tiene su pasado), he vuelto a esa esquina de Europa diez años después con una mochila a la espalda (cómo pesaba la jodida), me he recorrido media Francia en Interrail, y otro buen tramo de Italia... Me he perdido dos veces por el enjambre de callejuelas de Estambul, y me he pateado Lisboa, Oporto, Sintra y Coimbra por el puro placer de descubrir rincones... He descubierto el papel couché-arquitectónico de Estocolmo y Copenhague, la sobriedad de Budapest y el romanticismo checo.. Nada de eso me seduce este año. No sé si es la edad, el estrés o quién diablos sabe qué, pero ahora el cuerpo me pide tumbona, piscina, playa y... ¡pulseraje! (tradúzcase como ese bendito adorno que te colocan en la muñeca en los hoteles del Todo Incluido, un marchamo de calidad que te da derecho a bucear como un cerdo en los buffets, los copazos y los cócteles de frutas).
Un bañador, una toalla, un libro... No quiero más. Iba a recorrer Madeira (confieso que pensaba buscar a la madre de Cristiano Ronaldo, a ver si le acercaba un poquito más al Bernabéu, ji, ji), luego especulé con Sicilia, manejamos Cantabria-País Vasco y al final he acabado en el Caribe. Ummmm. Sólo quiero cloro, arena, protector solar y mucha, mucha comida y mucho, mucho alcohol. No sé si voy para viejo, pero mi cuerpo (y mi mente, que es la que al final manda) no están este año para catedrales ni museos. El pulseraje ha ganado la batalla. Y yo pierdo la de los años. Ayyyyyyyyyyy.

02 agosto 2008

Amenazo con volver!!!!!

Dios, casi tres meses sin vomitar un puñetero caracter en este sacrosanto blog. Amenazo con volver. Saludos variados......